debieras tratar de volver”, pero siempre hay excepciones, siempre debe haberlas.
Hace no mucho tiempo tuve la oportunidad de volver al Colegio gracias a una
iniciativa solidaria que llevaron a cabo sus alumnos. Volví a recorrer
sus pasillos, sus aulas, el patio, el comedor…y una bonita sensación se apoderó de mÍ y me produjo una sonrisa permanente durante todo el tiempo que permanecí allí. Fueron muchos los recuerdos que volvieron a mi mente ¡qué cierto es aquello de que un olor puede teletransportarte a otras épocas o momentos vividos! Y eso
fue exactamente lo que me ocurrió, volví a mis años como alumna del Sotomayor.
El olor a tiza, a libros y a comida recién hecha mientras deambulaba por todo el
edificio trajeron a mi mente a las personas responsables de aquella época tan feliz
para mí. Dª Mª Luisa Albuera, Dª Josefina, Dª Concha… y tantos y tantos maestros
que marcaron mi vida y a los que estaré eternamente agradecida, porque todos y
cada uno de ellos, contribuyeron a que yo sea la persona que hoy en día soy.
Gracias por las lecciones, didácticas y humanas, por las regañinas, por los dictados,
por la de veces que me sacaron a la pizarra, por los mapas, por la correcta
caligrafía, por las tildes y por tantos valores que pusieron en alza a lo largo de los
años de enseñanza formando a tantos y a tantas jerezanas. GRACIAS, gracias de
corazón. El Sotomayor siempre será ese lugar donde he sido feliz y al que no me
importaría tratar de volver.
María Angulo Mazuecos.
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